Ana conoció a Martín en la cola del banco. A Ana se le cayó la carpeta, Martín la levantó, y al levantarla, desparramó todos sus papeles. Juntándolos, se gustaron. Martín se quedó con una tarjeta de Ana, y dos noches después, la llamó por teléfono. Ella se sorprendió, mucho, del llamado.
Se le hicieron las 2 de la mañana conversando con amigas sobre este llamado, por el teléfono de línea, el celular y el msn. Una decía una cosa, otra decía otra, cada una según como le iba en la feria... una compañera de trabajo le dijo que seguro era homosexual, aún no sabe bien porque le dijo eso, pero se lo dijo.
Dos días después, ella lo llamó a él. Entre 5 amigas llegaron a la conclusión que estaba bien que ella lo llamara, que no quedaba regalada ni cosa parecida... Ana se sentía tensa, y lo invitó a tomar un café, más para terminar la charla (de lo ansiosa que estaba ser reía como tonta) que por otra cosa.. Se sintió una trola, después de invitarlo. Ugh que desastre, como había hecho eso!!!! No aprendía más, no había caso...
El tema fue que tomaron el café, y no ardió Troya ni cosa parecida, sino que pudo sentirse un poco cómoda, nada espontánea, bah, como de costumbre en las primeas citas (para ella). De a poco, la cosa se fue afirmando.
Ahora, Ana y Martín sólo se ven entre ellos, no salen con nadie más. Podríamos decir que la relación, es bastante sólida.
Una noche, en el cine, a Ana se le ocurre algo.
-¿Martín, te dás cuenta que hace seis meses que nos vemos? -dice sin pensarlo demasiado, casi estimulada por un diálogo de la película.
Martín, continúa mirando la pantalla, no dice palabra. En la película, un hombre se sube a un Chrysler Neon, color oro.
Ana piensa: " Se molestó. Seguro que se molestó. Mira fijo la pantalla, y come pochoclo. Ni quiere que le hable del tema. Para que habré hablado... para qué. Quién me mando a hablar a mí, no aprendo más. Ahora, se borra. Seguro se borra. Para que lo apreté? No era momento, no era apropiado. Sigue mudo. Claro, termina la peli, nos vamos, mañana me llama, me dá una excusa, y bye Martín. Linda la hiciste, Ana. Y las chicas. Las chicas, me matan. Me avisaron que no dijera nada, que no me pusiera ansiosa. Tengo ganas de llorar... ayyy como hago para no llorar..."
Martín, mientras, piensa:
"Basta de pochoclo. Después no voy a tener hambre, y quiero comerme una milanesa a caballo, completa, full-full. Que decía Ana? Ahhh... sí, seis meses"
- Cierto Ana, hoy seis meses justos (está espectacular el Neón, por Dios!!!!).
La procesión sigue dentro de Ana:
"Ahora, yo, quiero que esto se ponga más comprometido? En que me metí, por Dios!!! Y solita, me metí... que quiero yo, que quiero? Y si está serio porque me va a proponer convivir? No, me muero. Si es eso, me muero. Y si quiere casarse, y tener hijos? Yo, estoy preparada para tener hijos? Me voy a deformar toda... y en 3 años estoy hecha una vaca, con lo que me costó adelgazar esos 5 kilos de mierda... y me va a dejar por otra, seguro que me deja. Por una pendeja, seguro. Claro, yo con la pata atada a la cocina, y el señor, revolcándose por ahí... no, a mí esa, no me la hacen. No no no no no... Este, que se piensa? Que yo soy qué? Que todo es sexo, y un lindo cuerpito? No es el único hombre en la tierra. Bueno. Pero Karina, no consigue pareja. Tampoco es para andar dejándolos tirados a un costado. Que quilombo... que hago??? Para que hablé!!!! Quiero llorrrrrrrraaaaarrrrrrrrr..."
Martín, discurre en silencio:
" Seis meses... ni loco junto en seis meses para cambiar el actual por un Chrysler Neon. Vale un fangote de guita. Y no puedo cobrarle a ninguno, manga de h... de p.... que viven a costa de mi laburo, y no me pagan. Y ellos andan en buenos autos. Así, cualquiera, así, es fácil.... Tengo que cobrarle sí o sí a Jimenez. Me paga, o me paga. Se acabó. Porqué el anda en un Lancer, y yo no puedo cambiar mi auto?".
Ana, mientras:
"Hizo cara de enojo. Lo ví. Puso cara de enojo. Claro, yo digo "seis meses", y nada más. Al tipo, le cayó remal. Parezco una tarada con esos comentarios. Debe pensar que soy una huequita. Nadie quiere a las huequitas... me cavé la fosa yo sola. Porqué, si no soy idiota, actué como idiota? Me está por venir el mes, y me pongo idiota. Quiero llorrrrraaaarrrrr..... pero que no se me corra el rimmel, por favor. Ay, me puse el común o el sumergible? A ver, era del frasquito plateado. Ese, es el Revlon o el Astor? No, es el Astor, el Revlon es negro. Astor es el sumergible, puedo llorar que no se me vá a correr. Traje Kleenex? Si, traje. Donde están, carajo, no los encuentro... ¿que hace la pinza de depilar acá? Uyyyy el pelito de la barbilla!!!! No me lo saqué!!!!!! ¿lo habrá visto? Tengo que hacer algo con ese pelito, tengo que hablar con Pupi, que hizo la depilación láser. No encuentro los Kleenex, como voy a llorar? No puedo. Encima, no puedo lllloooorrrrrrrraaaaarrrrrrrr......... lo dijo clarito, dijo " Cierto Ana, hoy seis meses justos ", y nada más, y con que tono, y con que cara!!!!! Me quiero morir ya, para que hablo, quien me manda, porque no puedo mantener las relaciones tranquilas, en orden, sin conflictos, para que, digo yo, para que????????????????"
Martín:
"No, ese hijo de puta de Jimenez, me paga o me paga. Se me acabó la paciencia. Ese que se piensa, me tiene de hijo de la pavota... yo quiero comprarme el Neón, y Jimenez tiene el Lancer. Que pague o le pongo abogado. Me cansó, ya no le banco una semana más. Harto de que me toque el culo, harto estoy. Tengo las bolas por el piso ya. Se acabó, Jimenez. "Ana continúa:
"Se vá, seguro se vá. Por eso no dice nada. Si me tiene que decir algo, me dice adiós. Para que hice esto? Para qué? Yo me saboteo, siempre me saboteo. Mamá me lo dice, y yo no la escucho, pero tiene razón. Lo vas a cansar... cuidalo, es buen muchacho. Tiene razón mamá, y yo, no doy bola. Vieja, pero zorra, mamá. Además, que intención tenía cuando dije eso? Ay se rasca la oreja... hace eso cuando se va a enojar, ya me dí cuenta yo, ya lo conozco. Seguro. Esta caliente, enojado. A la salida, se me arma. Suerte si me lleva hasta casa. OTRA VEZ SE TOCO LA OREJA!!! Ay esto es grave...."Martín:
"Lindo el Neón... lindo. ¿Me estará saliendo un granito en la oreja? Como pica... Me gusta color oro, pero es muy cirquero. Negro? No, es de levante, negro no. Rojo tampoco. Se quema rápido la pintura roja, con el sol. El blanco es muy sucio. Bueno, pero el rojo, revende fácil".Ana:
"No tengo que hacer este tipo de cosas. Bueno, ahora que Martín me vá a dejar, debo aprender la lección. Alguna vez tengo que aprender. No todo es como en las novelas, la vida es diferente. Yo soy muy soñadora, y voy a perder a un buen tipo por boluda. Me lo merezco. Buahhhhhhhhh...... pero no quiero perderlo. Ay que hago, como la arreglo... Y no me dirije la palabra, ni quiere hablar conmigo. Ni verme quiere. Y si le agarro la mano? Capáz de ponerse peor, no, mejor ni tocarlo. No vaya a ser que piense que lo quiero calentar, encima, y quedo como una trola. Nadie se casa con una trola. Ay pero quiero o no quiero casarme? No, casarme no quiero... no quiero perder mi libertad, ahora que tengo un buen laburo. Basta, basta, tengo que cortar con esto. Necesito hablar. Si se acabó, que me lo diga, y listo.
Martín piensa:
"Mañana le digo: "Jimenez, pagás, o te rompo el auto a patadas!!!! Me tenés harto!!!"
Martín! - grita Ana, y dos filas atrás, y delante, la miran.
Shhhhh, que te pasó? - (Martín piensa que le ha pasado algo, que le duele algo)
No sigas, por favor, no sigas....- dice Ana, lloriqueando, y sacándole el pañuelo del bolsillo del saco de Martín.- Hacé como que no dije nada... por favor, te lo pido. Olvidalo.-
Martín, cree que a Ana le ha dolido alguna parte del cuerpo que no quiere contar, algo femenino, y le pasa el brazo sobre la espalda, en un pequeño abrazo. Entiende su intimidad, de querer olvidarlo.
Nunca te volveré a decir algo así - dice Ana
Tranqui, chiquita, no hay problemas conmigo, yo te entiendo....no exageres, no es para tanto- dice Martín.
Ay Martín, vos sos tan comprensivo.... te agradezco que existas, no sé como podés estar conmigo- dice Ana, que ya está, declaradamente, llorando.
Todo tranqui, Anita- dice Martín, y piensa "A esta mujer, cada vez le ataca más el mes. Mirá si se vá a hacer problemas por esa pavada..."
Soy la mujer más feliz del mundo- dice Ana.
Martín la mira, interrogante, sin entender nada. Piensa: " Uy, este mes, peor que nunca... se le pasará con el tiempo???"
Ana lo mira, fijamente, como esperando una respuesta, que parece por su carita, es muy importante. Martín, que no sabe ya que hacer, le dá un beso, cortito, tomándole la barbilla. Quiere ver el auto, ahí viene otra vez. Ana se acurruca en su hombro, y tierna, le dice - Gracias.... muchas gracias.. (me habrá tocado el pelito? Ay soy imperdonable....).-
Otra vez el Neón!!! "Tengo que cobrarle a Jimenez. Tengo." Piensa Martín.
Martín, reacciona. "De nada, tontita...." y le sonríe, porque la verdad, ni sabe que le está hablando Ana, totalmente obsesionada ahora por el pelito.
Termina la película, cenan (él, ella tiene el estómago cerrado), y la lleva a su dpto. La acompaña hasta el piso, le dá más besos, abrazos, y se vá.
Ella, corriendo, se tira en la cama a llorar, previo agarrar la caja de Kleenex, el demaquillante, las pompitas de algodón y la crema con colágeno y elastina, para prevenir las arrugas. Ahhh!!! Y el espejo de aumento, para sacar el pelito maldito, y el inalámbrico para llamar a las 4 amigas íntimas, y contarles todo - todo - todo.
Llora hasta el día siguiente, y debe ponerse en la cara la almohadilla azul que saca y pone en el freezer, para descongestionar su rostro.
Martín, llegó a su casa, abrió Internet, y se fue a la página de Chrysler. -A ver que colores tienen... che, que le pasaría a Ana? Tendría que haberle preguntado? No, son cosas de mujeres, no tengo porqué invadirla. Uy que bueno está el azul ultramar!!!! Cuando la vea que esté bien, le pregunto, y listo. Hoy, no era el momento.-
Ana, continuará por dos semanas relatando el suceso de comprensión divina de Martín, y lo injusto de su actitud para con él. Hablará, y hablará del tema con conocidas, y desconocidas. En la peluquería, en la depiladora, en el trabajo, en todos lados. Masticará, evaluará, sopesará la situación un millón de veces. Recordará cada movimiento, cada gesto de Martín, lo imitará físicamente, y le otorgará la totalidad de combinaciones probabilísticas posibles de porque lo hizo, o no lo hizo. Sus amigas, aportarán lo suyo, sumando más incertidumbre. No arribará a ninguna conclusión, pero tampoco dejarán de hacerlo.
Un día, dos meses después, Ana dice a Martín:
Uy, estoy en fecha... me viene en cualquier momento -
Martín, intentando enmedar aquella falta de atención ante Ana en el cine, le dice:
Ana, por favor, esta vez, que no te pase lo del cine... me entristece que llores, yo estoy con vos, quedate tranqui.-
Ana mira a Martín, y piensa:
Es increíble, se acuerda que yo estaba con el mes cuando le dije lo de los seis meses, cuando casi nos separamos para siempre, por eso me disculpó, y encima me tranquiliza... es un amor... pensar que casi lo perdí por esa huevada...-
Martín, la vé sonreir dulcemente, y piensa:
Bueno, este mes, viene más tranqui. Se le estarán empezando a calmar las hormonas ??? ojalá...
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