viernes, 3 de marzo de 2017

Incomunicaciones muy normales

Ana conoció a Martín en la cola del banco. A Ana se le cayó la carpeta, Martín la levantó, y al levantarla, desparramó todos sus papeles. Juntándolos, se gustaron. Martín se quedó con una tarjeta de Ana, y dos noches después, la llamó por teléfono. Ella se sorprendió mucho del llamado.
Se le hicieron las 3 de la mañana conversando con amigas sobre este llamado, por wa y fb. Una decía una cosa, otra decía otra, cada una según como le iba en la feria... una compañera de trabajo le dijo que seguro era homosexual, aún no sabe bien porque le dijo eso, pero se lo dijo.
Dos días después, ella lo llamó a él. Entre 5 amigas llegaron a la conclusión que estaba bien que ella lo llamara, que no quedaba regalada ni cosa parecida... Ana se sentía tensa, y lo invitó a tomar un café, más para terminar la charla (de lo ansiosa que estaba ser reía como tonta) que por otra cosa… Se sintió una trola, después de invitarlo. Ugh que desastre, como había hecho eso!!!! No aprendía más, no había caso...
El tema fue que tomaron el café, y no ardió Troya ni cosa parecida, sino que pudo sentirse un poco cómoda, nada espontánea, bah, como de costumbre en las primeras citas (para ella). De a poco, la cosa se fue afirmando.
Ahora, Ana y Martín sólo se ven entre ellos, no salen con nadie más. Podríamos decir que la relación, es bastante sólida.
Una noche, en el cine, a Ana se le ocurre algo.
-¿Martín, te das cuenta que hace seis meses que nos vemos? -dice sin pensarlo demasiado, casi estimulada por un diálogo de la película.
Martín, continúa mirando la pantalla, no dice palabra. Mudo. En la película, un hombre se sube a un Audi TT RS, color rojo.
Ana piensa: " Se molestó. Seguro que se molestó. Mira fijo la pantalla, y come pochoclo. Ni quiere que le hable del tema. Para que habré hablado... para qué. Quién me mando a hablar a mí, no aprendo más. Ahora, se borra. Seguro se borra. ¿Para que lo apreté? No era momento, no era apropiado. Sigue mudo. Claro, termina la peli, nos vamos, mañana me llama, me da una excusa, y bye Martín. Linda la hiciste, Ana. Y las chicas. Las chicas, me matan. Me avisaron que no dijera nada, que no me pusiera ansiosa. Tendría que haber tomado algo. Tengo ganas de llorar... ay cómo hago para no llorar..."
Martín, mientras, piensa:
"Basta de pochoclo. Después no voy a tener hambre, y quiero comerme una milanesa a caballo, completa, full-full. Qué decía Ana? Ahhh... sí, seis meses"
- Cierto Ana, hoy seis meses justos (está espectacular el Audi TT, por Dios!!!).
La procesión sigue dentro de Ana:
"Ahora, yo ¿quiero que esto se ponga más comprometido? En que me metí, por Dios!!! Y solita, me metí... que quiero yo, que quiero? ¿Y si está serio porque me va a proponer convivir? No, me muero. Si es eso, me muero. Y si quiere casarse, y tener hijos? Yo, estoy preparada para tener hijos? Me voy a deformar toda... y en 3 años estoy hecha una vaca, con lo que me costó adelgazar esos 5 kilos de mierda comiendo yuyos como las mismísimas vacas... y me va a dejar por otra, seguro que me deja. Por una pendeja, seguro. Epa, las vacas comen yuyos y son gordas. Hay un problema ahí. Claro, yo con la pata atada a la cocina, y el señor, revolcándose por ahí... no, a mí esa, no me la hacen. No no no no no... Éste ¿que se piensa? ¿Que yo soy qué? ¿Que todo es sexo, y un lindo cuerpito? No es el único hombre en la tierra. Bueno. Pero Karina, no consigue pareja. Tampoco es para andar dejándolos tirados a un costado. Que quilombo... ¿qué hago??? ¡Para qué hablé!!!! Quiero llorar..."
Martín, discurre en silencio:
" Seis meses... ni en seis años junto para comprarme el Audi TT. Vale un fangote de guita.  Y no puedo cobrarle a ninguno, manga de h... de p.... que viven a costa de mi laburo, y no me pagan. Y ellos andan en buenos autos. Así cualquiera, así es fácil... Tengo que cobrarle sí o sí a Jimenez. Me paga, o me paga. Se acabó. ¿Por qué el anda en un 208, y yo no puedo cambiar mi auto?".
Ana, mientras:
"Hizo cara de enojo. Lo ví. Puso cara de enojo. Claro, yo digo "seis meses", y nada más. Al tipo, le cayó remal. Parezco una tarada con esos comentarios. Debe pensar que soy una huequita. Nadie quiere a las huequitas... me cavé la fosa yo sola. ¿Porqué si no soy idiota actué como idiota? Me está por venir el mes, y me pongo idiota. Quiero llorar... pero que no se me corra el rimmel, por favor. Ay ¿me puse el común o el sumergible? A ver, era del frasquito dorado. Ese, es el Revlon o el YSL? No, es el YSL, el Revlon tiene el tubito negro. YSL es el sumergible, puedo llorar que no se me va a correr. ¿Traje Kleenex? Sí, traje. Dónde están, carajo, no los encuentro... ¿qué hace la pinza de depilar acá? ¡Uy el pelito del bigote!!! ¡No me lo saqué!!! ¿lo habrá visto? Tengo que hacer algo con ese pelito, tengo que hablar con Pili, y que me haga la depilación láser. No encuentro los Kleenex ¿cómo voy a llorar? No puedo. Encima, no puedo llorar...  lo dijo clarito, dijo " Cierto Ana, hoy seis meses justos ", y nada más ¡y con qué tono, y con qué cara!!!!! Me quiero morir ya, para que hablo, quien me manda, porque no puedo mantener las relaciones tranquilas, en orden, sin conflictos, para que, digo yo, ¿para qué???"
Martín:
"No, ese hijo de puta de Jimenez, me paga o me paga. Se me acabó la paciencia. Ese que se piensa, me toma de boludo... yo quiero cambiar el auto, y Jimenez tiene el 208. Que pague o le pongo abogado. Me cansó, ya no lo banco una semana más. Harto de que me toque el culo, harto estoy. Tengo las bolas por el piso ya. Se acabó, Jimenez. "
Ana continúa:
"Se vá, seguro se vá. Por eso no dice nada. Si me tiene que decir algo, me dice adiós. ¿Para que hice esto? ¿Para qué? Yo me saboteo, siempre me saboteo. Mamá me lo dice, y yo no la escucho, pero tiene razón. Lo vas a cansar... cuidalo, es buen tipo. Tiene razón mamá, y yo, no doy bola. Vieja pero zorra, mamá. Además ¿qué intención tenía cuando dije eso? Ay se rasca la oreja... hace eso cuando se va a enojar, ya me dí cuenta yo, ya lo conozco. Seguro. Está caliente, enojado. A la salida, se me arma. Suerte si me lleva hasta casa. ¡OTRA VEZ SE TOCO LA OREJA!!! Ay esto es grave..."
Martín:
"Lindo el Audi... lindo. ¿Me habrá picado un mosquito en la oreja? Cómo pica, qué molesto... Me gusta color oro, pero es muy cirquero. ¿Negro? No, es de levante, negro no. Rojo tampoco. Se quema rápido la pintura roja, con el sol. El blanco es muy sucio. Bueno, pero el rojo, revende fácil. Para qué mierda pienso en el Audi si no me lo voy a poder comprar jamás. Boludo".
Ana:
"No tengo que hacer este tipo de cosas. Bueno, ahora que Martín me va a dejar, debo aprender la lección. Alguna vez tengo que aprender. No todo es como en las películas, la vida es diferente. Yo soy muy soñadora, y acabo de perder a un buen tipo por boluda. Me lo merezco. Buah... pero no quiero perderlo. Ay qué hago, cómo la arreglo... Y no me dirije la palabra, ni quiere hablar conmigo. Ni verme quiere. ¿Y si le agarro la mano? Capaz se pone peor, no, mejor ni tocarlo. No vaya a ser que piense que lo quiero calentar, encima, y quedo como una regalada. Nadie se casa con una regalada. Ay pero ¿quiero o no quiero casarme? No, casarme no quiero... no quiero perder mi libertad, ahora que tengo un buen laburo. Basta, basta, tengo que cortar con esto. Necesito hablar. Si se acabó, que me lo diga, y listo. Que ponga huevos y hable de una vez, carajo.
Martín piensa:
"Mañana le digo: *Jimenez, pagás, o te rompo el auto a patadas!!! Me tenés las bolas llenas!!!*"
-        Martín! - grita Ana, y dos filas atrás, y delante, la miran y le dicen “Shhhh…”
-        Shhhhh, que te pasó? - (Martín piensa que le ha pasado algo, que le duele algo)
-        No sigas, por favor, no sigas....- dice Ana, lloriqueando, y sacándole el pañuelo del bolsillo del saco de  Martín.- Hacé como que no dije nada... por favor, te lo pido. Olvidalo.-
Martín, cree que a Ana le ha dolido alguna parte del cuerpo que no quiere contar, y le pasa el brazo sobre la espalda, en un pequeño abrazo. Entiende su intimidad, de querer olvidarlo.
-        Nunca te volveré a decir algo así - dice Ana
-        Tranqui, bebé, no hay problemas conmigo, yo te entiendo....no exageres, no es para tanto- dice Martín.
-        Ay Martín, vos sos tan comprensivo.... te agradezco que existas, no sé como podés estar conmigo- dice Ana, que ya está, declaradamente, llorando.
-        Todo tranqui, Anita- dice Martín, y piensa "Mirá si se vá a hacer problemas por esa pavada..."
-        Soy la mujer más feliz del mundo- dice Ana.
Martín la mira, interrogante, sin entender nada. Elije callarse. Se distrajo demasiado con el Audi TT RS. Estuvo mal en eso.
Ana lo mira fijamente, como esperando una respuesta, que viendo su carita, es muy importante. Martín, que no sabe ya qué hacer, le dá un beso, cortito, tomándole la barbilla. Quiere ver el auto, ahí viene otra vez. Ana se acurruca en su hombro, y tierna, le dice 
- Gracias.... muchas gracias.. (¿me habrá tocado el pelito del bigote? Ay soy imperdonable...).-
"Otra vez el Audi!!! "Tengo que cobrarle a Jimenez. Tengo." piensa Martín.

Martín, reacciona. "De nada, tontita...." y le sonríe, porque la verdad, ni sabe que le está hablando Ana, totalmente obsesionada ahora por el pelito.
Termina la película, cenan (él la bendita milanesa a caballo, ella nada, tiene el estómago cerrado), y la lleva a su dpto. La acompaña hasta el piso, le dá más besos, abrazos, y se vá para poder agarrar a Jimenez mañana bien temprano y descansado, previo ver el Audi en la web.
Ella, corriendo, se tira en la cama a llorar, previo agarrar la caja de Kleenex, el demaquillante, las pompitas de algodón y la crema con colágeno y elastina, para prevenir las arrugas. ¡Ah!!! y el espejo de aumento, para sacar el pelito maldito, y el celular para hablar con el grupo de amigas de wa -las 4 amigas íntimas- y contarles todo - todo - todo.
Llora hasta el día siguiente, y debe ponerse en la cara la almohadilla azul que saca y pone en el freezer, para descongestionar su rostro.
Martín, llega a su casa, abre Internet, y se va a la página de Audi. "A ver en cuales colores viene... ¿qué le pasaría a Ana? ¿Tendría que haberle preguntado? No, son cosas de mujeres, no tengo porqué invadirla. Uy que bueno está el *Azul Stromboli en Día de Verano*!!! Cuando la vea que esté bien, le pregunto, y listo. Hoy, no era el momento."

Ana, continuará por dos semanas relatando el suceso de comprensión divina de Martín, y lo injusto de su actitud para con él. Hablará, y hablará del tema con conocidas, y desconocidas. En la peluquería, en la depiladora, en el trabajo, en todos lados. Masticará, evaluará, sopesará la situación un millón de veces. Recordará cada movimiento, cada gesto de Martín, lo imitará físicamente, y le otorgará la totalidad de combinaciones probabilísticas posibles de porque lo hizo, o no lo hizo. Sus amigas, aportarán lo suyo, sumando más incertidumbre. No arribarán a ninguna conclusión, pero tampoco dejarán de hacerlo.
Un día, dos meses después, Ana dice a Martín:
-        Uy, estoy en fecha... me viene en cualquier momento -
Martín, intentando enmedar aquella falta de atención ante Ana en el cine,  le dice:
-        Ana, por favor, esta vez, que no te pase lo del cine... me entristece que llores, yo estoy con vos, quedate tranqui.
Ana mira a Martín, y piensa:
Es increíble, se acuerda que yo estaba con el mes cuando le dije lo de los seis meses, cuando casi nos separamos para siempre, por eso me disculpó, y encima me tranquiliza... es un amor... pensar que casi lo perdí por esa huevada...
Martín, la vé sonreir dulcemente, y sonríe también pensando:
Que bueno estaba el Audi TT RS de esa película…

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