viernes, 10 de abril de 2015

Carta abierta al Sr. Alfredo Leuco – 10 de abril 2015


Sr. Leuco:
Soy una ciudadana argentina de la cual no necesita el nombre. No le doy consejos a nadie que no los haya pedido previamente, siempre respetuosa de las individualidades.
Me dirijo a Ud. en relación a su carta abierta al Papa, cabeza visible de la Iglesia Católica (la que mayor cantidad de fieles tiene en el mundo), Obispo de Roma, delegado de Dios en la tierra y Jefe del Estado Vaticano.
No soy creyente pero respeto las prelaturas. Creo en el Papa y en los valores que predica. 
Me asombra y apabulla que Ud. considere tener el derecho de expresarle su disidencia. Desconozco si es megalomanía, ignorancia de cómo y quienes pueden dirigirse al Papa, o simplemente una patología psíquica, como cualquier mortal puede padecer. 
Jamás llamaría al Papa "Celeste y Blanco", pues reitero, respeto su condición de Delegado de Dios en la tierra.
A los efectos de la religión católica apostólica romana, Sr. Leuco, todos somos pecadores. Creo que debió leer el Catecismo Católico antes de redactar esa carta. Fue un craso error no hacerlo, dado que incurrió en severos errores conceptuales. 
Que Ud. pretenda digitarle la agenda al Papa, Obispo de Roma, cabeza visible de la Iglesia Católica Apostólica Romana, Jefe del Estado vaticano, es de mínima una falta de respeto absoluta. De máxima, una canallada. No es un atrevimiento. Es una osadía sin parangón.
El Papa, Sr. Leuco, tiene tan los pies sobre la tierra como usted o yo. No vive en una nube, ni en el cielo. Quizás algún grabado religioso lo haya confundido.
Siguiendo su hilo, los argentinos no somos "una torta" que se reparte en "porciones". Qué desafortunado su término "porción de argentinos". Feta de fiambre, porción de pizza. Una expresión infeliz y grotesca, nada apropiada para dirigirse al Papa.
Que Ud. le indique al Papa, Obispo de Roma, cabeza visible de la Iglesia Católica Apostólica Romana, Jefe del Estado vaticano, que "tiene el derecho" (como si Ud. pudiera otorgarselo o restarselo) confirma mis especulaciones sobre por qué Ud. cree que tiene el derecho de expresarle disidencia en cuanto a su agenda. Ud. no puede ni otorgarselo, ni quitarselo, Sr. Leuco.
No creo que al Papa le quite el sueño si Ud. es hipócrita o no lo es. Es más, seguro no se lo quita. Recibe, día a día, cartas de muchos delirantes del planeta, que se creen en condiciones de cuestionar sus decisiones. Las de él, el Papa, Obispo de Roma, cabeza visible de la Iglesia Católica Apostólica Romana, Jefe del Estado vaticano.
¿Faltar a su palabra? ¿Realmente Ud. considera que puede cuestionar la "falta a la palabra" del representante de Dios en la tierra? Sr. Leuco, considere la posibilidad de buscar ayuda profesional. 
No voy a hablar de sus referencias a la política, pues no es materia. Ud. se expresa, como cualquier ciudadano, libremente en cuestiones políticas. El tema aquí es a quién se ha dirigido, el modo en que lo ha hecho, y su falta de conocimientos mínimos para hacerlo. Para no hablar de la etiqueta.
Si voy a decirle que indicarle al Papa, Obispo de Roma, cabeza visible de la Iglesia Católica Apostólica Romana, Jefe del Estado vaticano, a quienes debería invitar o no invitar, es una falta de respeto que cualquier cristiano debería condenar severamente.
No descreo de sus intenciones, Sr. Leuco. Descreo de su capacidad de visualizar su lugar en el mundo, e inevitablemente, de su salud mental. 
En su referencia al decir que el Papa pidió que "hicieramos lío", le recuerdo que se lo dijo en Copacabana, a millones de jóvenes, en la Pastoral de la Juventud. Ni Ud. ni yo estamos comprendidos en esa franja etaria, mal que nos pese. Hemos pegado la curva de la vida ya.
Sr. Leuco, si visita Roma, le recomiendo vaya a la "Scala Santa", frente a la sede del Obispado de Roma, la catedral de San Juan de Letrán. No suba la escalera. Es solo para creyentes, y se sube de rodillas. Simplemente, parese atravesando la puerta y mirela. Es aquella escalera que Jesús subió de rodillas, y la que recuerda a todo católico la humildad. 
No creo que Dios lo perdone por la brutal osadía en la que ha incurrido.
Quizas el Papa, Obispo de Roma, cabeza visible de la Iglesia Católica Apostólica Romana, Jefe del Estado vaticano, lo perdone.
Lo saluda
@betalucecita -porque no tengo delirios de megalomanía, y puedo ser un ser anónimo y no se me caen los anillos por ello-

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