sábado, 6 de octubre de 2012

Por qué "no" a la sindicalización de FFSS y FFAA

 «Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.» artículo 23, punto 4, Declaración Universal de los Derechos Humanos.
 

El tema es cuando esa persona ya tiene quién defienda sus intereses, más allá que lo haga o no lo haga. Y es el Jefe del Arma.
 

A veces viene bien remontarse a la etimología de las palabras.
La palabra "sindicato" viene del griego Συνδηκου (síndico). Es un término que empleaban los griegos para denominar al que defiende a alguien en un juicio;  un alguien protector. En Atenas en particular se llamó "síndicos" a una comisión de cinco oradores públicos encargados de defender las leyes antiguas contra las innovaciones.
Los gremios fueron los precedentes de los sindicatos modernos, aparecieron en las ciudades medievales, y agrupaban a los artesandos de un mismo oficio. Garantizaban una distribución del trabajo tal que todos tuvieran asegurado su bienestar.
Hasta aquí, queda claro que por un lado, primero fue un intento organizativo tendiente al bien común de todos aquellos que ejercían "x" oficio, y luego se transformó en otra cosa. Porque obviamente, los artesanos no tenían patronal, y el sindicato apunta a proteger al sindicalizado de los posibles o probables abusos de la patronal.
 

Hoy en día, un sindicato es una organización que apunta a defender y promover los intereses económicos, sociales y profesionales de un grupo "x" de trabajadores.
Si hablaramos de un hipotético sindicato de las Fuerzas de Seguridad, éste sería un sindicato de ramo. Y el ramo sería "seguridad".
 

Bueno, supongamos un sindicato del ramo "Seguridad". Tendría un Secretario General, que no veo modo, ni forma, ni vericueto legal que pudiera impedir que esa persona, una sola persona que exprese  la decisión de asamblea general, nos tuviera en su puño cuando así lo deseara.
Una cosa es un empleado de comercio, que puede ser convocado a una medida de fuerza, y acata la convocatoria o no la acata. ¿Cómo decirle "no" a un Secretario General que posee el acceso a las armas, a represalias, a sanciones disciplinarias, a cambios de destino y/o funciones? la verdad sería muy difícil negarse.
Si la función de un sindicato es representar a sus afiliados, escuchar sus reclamos, llevarlos ante el empleador  y llegar a acuerdos previos, o negociar en su nombre -salarios, condiciones de trabajo, capacitaciones, etc.-, y tiene como objetivo primordial el bienestar de sus miembros, eso debería ser función ineludible tanto en las FFSS como en las FFAA, del superior jerárquico.
Pues en caso que así no lo hiciere, el verticalismo necesario en esas Fuerzas estaría quebrado, roto, no funcionaría. Y por ende, lo que correspondería es reemplazarlo.
Por otro lado, podrían estar los que quisieran sindicalizarse, y los que no quisieran. Y volvemos al punto, ¿quién podría decidir no sindicalizarse si el Secretario General tiene un poder casi igual -sino superior- al del Jefe del Arma?
 

El problema más grave, es que no hayan sido representados correctamente por sus superiores. Si peticionaron, y sus superiores no se encargaron del tema, ese es sin duda el problema.
Pero da la impresión que no peticionaron nada, y que todo estalla cuando vienen los haberes liquidados en forma errónea.


Volviendo a la sindicalización, considero que el Secretario General tendría prácticamente el mismo poder que el Jefe del Arma. E indudablemente esa situación no es deseable. Porque al ser un sindicato de ramo, el empleador es uno solo: La Nación Argentina.
¿Cómo se podría evitar un abuso en paritarias? ¿Cómo evitar una "huelga por tiempo indeterminado"?
¿Qué sucedería, por ejemplo, si el Secretario General no es coincidente, ideológicamente, con el gobierno de turno? Todo esto para no hablar de la posibilidad de que el Secretario General sea de algún modo o forma cooptado por la oposición de ese momento.
Creo que más que un sindicato, lo que necesitan los estratos jerárquicamente inferiores y medios es una ilustración sobre a quién peticionar qué cosa y de qué modo. No son trabajadores, me niego a llamarlos así, pues el trabajador tiene una formación sobre un rubro "x" que si es despedido, o si renuncia, puede ejercerla en otra empresa o institución, aquí o en otro lugar del mundo.
 

Un gendarme, un prefecto,  han sido formados para una tarea específica de seguridad, específicamente en este país, y con manejo específico del instrumental y armamento que les es confiado, y no tienen la libertad de renunciar y cambiar de empresa. Si renuncian, pueden obtener otro puesto de trabajo que podrá ser similar al que desarrollan actualmente en un aspecto estético -ser guardia de seguridad privada-, pero no en el aspecto ético, dado que han jurado bajo bandera.
No es un trabajador -en el sentido amplio-, ni es un oficio, es una profesión, pues de ser su carrera próspera y efectiva, puede llegar al cargo más alto del escalafón.
Están más emparentados con una jerarquía eclesiástica, que con un trabajador. Pueden llegar desde el ingreso, desde cero, con el correr del tiempo y un excelente desempeño,  al cargo más alto del arma.
No se puede ser hoy cura en la Iglesia Católica, y mañana monje en el Budismo. O sos cura o sos monje, porque precisamente, no son trabajadores.
 

Si hay algo que ha quedado claro con este conflicto, es que, o los superiores no escucharon, o los subordinados no hablaron. Si algo se cortó, fue la comunicación. O no existió, o no fue escuchada por quien debía escucharla.
 

Quizás sería más útil pensar en una Dirección de Recursos Humanos con profesionales de diversas áreas, que estuviera bien al tanto de lo que sucede en las bases, y lo transmitiera efectivamente a los superiores. Mejorar la comunicación entre unos y otros de modo tal que cualquier planteo pudiera ser efectuado a una instancia intermedia capacitada para la escucha de problemas de diversa índole, que trabaje en forma permanente para abordar los inconvenientes de modo preventivo con el visto bueno del Jefe del Arma, y no como en este caso, que se está actuado de modo efectivo.
Pues tampoco es justo pedirle a un Jefe de un Arma que tenga -además de los méritos para ocupar ese cargo, de sus cualidades de estratega, de su don de mando- capacidad para la resolución de conflictos laborales.
O una cosa, o la otra
.

martes, 2 de octubre de 2012

Cantidad dólar billete por persona en Argentina: U$S 1600

Una cosa es la reserva de dólares.
Otra cosa es la cantidad de billetes de dólar físicos que tiene un país, calculado según sus habitantes.
´´Billete físico´´ es obviamente el papelito verde, guardado donde sea, no puesto en inversión o actividad productiva alguna, meramente acumulado (o sea guardado, GUARDADO). Destinos posibles: billetes en el bolsillo, debajo del colchón o en una caja de seguridad.

A la cabeza está EEUU, obviamente, pero es SU divisa.

Le sigue ARGENTINA, con U$S 1600 por persona (obvio, divido habitantes, yo no tengo 1300 ¿queda claro eso, no?)
Esta estimación está basada no en datos argentinos, sino datos de la Reserva Federal estadounidense, que informa que en la Argentina ascendía en el año 2006 a u$s 50 mil millones
.

El monto es récord fuera de Estados Unidos y sólo es superado por Rusia donde el mismo informe sostiene que se superan los u$s 80.000 millones en circulación.

Como Rusia tiene 140 millones de habitantes, el ránking de tenencia de dólares por habitante es encabezado lejanamente por Argentina, que ronda los u$s 1.300 per cápita. Detrás está el país de Vladimir Putin, pero con “apenas” 550 dólares por persona.

A nivel regional, sacando a Ecuador (dolarizado, pero que por su tamaño maneja asimismo menos dólares que Argentina), el guarismo local también es el mayor por una gran diferencia. En Brasil, distintas estimaciones del Banco Central ubican la circulación entre 10 y 20 dólares por habitante.


En el gigante vecino (Brasil), que acaba de desplazar a Gran Bretaña como sexta economía mundial, a nadie se le ocurriría comprar o vender una propiedad en divisas. Los préstamos de largo plazo para la inversión también se pactan en reales, a diferencia de lo que ocurre a nivel doméstico en Argentina.


Si a los 1.300 dólares per cápita de 2006 se agrega lo que pueden haber atesorado los argentinos desde esa fecha, con una dolarización de carteras que rondó los 20.000 millones de dólares anuales durante el último lustro,
la cifra se estira hasta unos 1.600 dólares, según estiman en la Bolsa de Comercio.

Fuente


En el año 1999,
había 21 mil millones, y en ese entonces, estabamos detrás de Rusia.

Datos de 1997:

Destino de los envíos netos de dólares desde Estados Unidos, entre 1989 y 1996, en millones de dólares:

Rusia 44.000

Argentina 35.000
Turquía 3.600
Uruguay 2.100
Brasil 1.900

Fuente: ´´Monetary Policy in dollarized economies´´, FMI, septiembre de 1997.

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Según la Reserva Federal de EEUU, en 2006, teníamos 50.000 millones de dólares.
Pero hay que sumarles la dolarización de carteras que rondó los 20.000 millones de dólares anuales durante el último lustro, o sea que quedamos en la bonita cifra de 70.000 millones de dólares encanutados

Recordemos que el monto récord fuera de EEUU era Rusia con u$s 80.000 millones en circulación.

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Bueno, pero parece que no alcanza.

No sé, hay gente que tendría que considerar la opción de conseguir una green card de esas que salen en banners truchos.
El segundo país del mundo en cantidad de billete dólar físico por persona, y el tercer país del mundo en tenencia de billete dólar físico por país.
PERO NO ALCANZA.

¿Alguien puede tan siquiera pensar si se aplicaran esos guarangos 70.000 millones de dólares para producir, adónde podríamos llegar, qué bien podríamos estar todos? ¿si salieran de esas cajitas y se transformaran en productos, en puestos de trabajo, en riqueza compartida?


Parece que no, porque ahí siguen, en las cajitas.

Saludos.

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