Esto le
puede ocurrir a cualquiera que no ejerza, combativamente casi, el pensamiento
crítico. Mezcla de un rápido acceso a googlear cualquier término –cualquiera- y
obtener un resultado “supuestamente decente”, y de un conformismo informativo –venga
de la fuente que venga-, muchas personas quizás sin advertirlo, van
tercerizando el pensamiento.
QUE OTRO
PIENSE POR MI: EL CONFORMISMO INFORMATIVO
Es cómodo,
rápido, hasta fácil de establecer.
Busco a X
comunicador o Y medio, lo escucho / veo, lo que dice me suena medianamente afín
a lo que pienso, luego dejo de pensar y X piensa por mí.
Elijo Y
medio y ya está. Con leer ese medio, me considero “hecha”, y con escuchar / ver
a X, ya tengo opinión formada de la actualidad.
La
supuesta “democracia informativa” permite estas situaciones donde se va
perdiendo la capacidad de ejercer el pensamiento crítico, y donde es más fácil
que otro me diga “que debo pensar” sobre un acontecimiento cualquiera.
Teniendo
en cuenta los registros a los que somos rutinariamente sometidos por los medios
digitales que usamos (correo electrónico,
FB, TW, búsquedas en motores, etc.) no es difícil uniformar tendencias, gustos
y hasta ideologías.
Todo paso
que damos en Internet es registrado, clasificado, catalogado y posteriormente,
comercializado.
LA PEREZA
INTELECTUAL DERIVADA
Y mientras
seguimos aferrados a esas personas o medios, nos vamos adormeciendo como seres
capaces de ejercer modificaciones, de tener disensos, de ejercer una sana
crítica. Todo es tabla rasa, es blanco o es negro, no hay gamas de grises. La
pereza mental nos domina, no se generan nuevas inquietudes o preguntas, “todoeslomismo”,
nadie cuestiona al gurú que sigue, nada se consolida, nada se profundiza, y se
pierde la habilidad de pensar.
La
fascinación con esas personas o medios se torna en adicción, y convertidos en
adictos, si nos falta el objeto de la adicción estamos perdidos.
A falta de
una interacción razonable con nosotros mismos, del debido tiempo de la
reflexión y el análisis, todo se convierte en un “compartir un muro”, “hacer un
retweet”, y nada se chequea, nada se reflexiona, el click es más rápido que la
mente.
Nos
aislamos en zonas de confort, en zonas donde dormitamos, y nuestra respuesta a
todo es un click como para ser parte de algo que no es algo. Perros de Pavlov.
Tecla, comida, tecla, comida.
NO ESTÁN
MÁS, ¿QUÉ HAGO?
Mengano no
está más en la radio, Zutano y Perengano no están más en la TV, Ella no hace
más cadenas ni habla, y sobreviene la crisis. ¿Qué hago? ¿Qué pienso de este
suceso? ¿Cómo debería pensar? ¿Qué debería pensar?
Sobreviene,
como en los adictos, la angustia que todo lo devora. Una angustia profunda, que
se siente en el pecho. La indefensión. Me olvidé de pensar y quien pensaba por
mí, hoy no es accesible. No puedo saber qué piensa.
Este
proceso, que de racionalidad nada tiene, es un proceso emotivo.
Y surge el
“abrazo”. “Abracemos” a Menganito. “Tomemos mate con Menganito”. ¿Por qué yo
abrazaría a Menganito, si no fuera por un motivo afectivo u emotivo? No hay
otra explicación que dé respuesta. Es netamente emotivo. ¿Por qué tomaría mate
con Menganito, si no es visitante de la casa, amigo o conocido? Emotivo.
La zona de
adormecimiento y confort desaparece, y estoy en medio de un paisaje inhóspito,
hostil, desconocido, sin refentes. Angustia. “Necesito abrazarl@”, “Necesito
que me abraces hasta que vuelva”.
EL MÍNIMO
ESCEPTICISMO REQUERIDO
Sobrevivir
a este fenómeno que capta a muchísima gente, es decisión personal. Se requiere
un mínimo de escepticismo que ponga en duda lo que llega, y un mínimo de
pensamiento crítico para elegir pensar por uno mismo. Pero la pereza acecha, y
casi siempre vence. Entonces se siguen reproduciendo informaciones falsas,
fotos falsas, porque nadie chequea si es veraz o no, “porque lo puso Perengano
que es creíble”. ¿Creíble para quién? ¿Por qué es creíble? ¿Cuáles credenciales
de credibilidad ostenta?
No se
trata tampoco de un imposible. Para no tercerizar la mente solo se debe evaluar
lo que se recibe, dudar de ello, contrastarlo, discernirlo, someterlo a la reflexión.
¿Si lleva tiempo? Sí, lleva tiempo. Porque la reflexión y la crítica llevan
tiempo. Pero es la única opción a no repetir “por boca de ganso”. Requiere
trabajo, una posición crítica, iniciativa, curiosidad (recuperar la curiosidad
perdida).
Pero es el
único camino para regresar a ser sujetos activos, autónomos, críticos, que
hacen lo que hacen producto del convencimiento personal basado en la búsqueda
de su verdad. Sino seremos meros receptáculos pasivos que repiten consignas.
Relegar a
la pereza al atributo más preciado y que define al ser humano, el pensamiento,
es algo que no nos podemos permitir.