Ayer leí esto:
"...Quisiera creerte y subirme a la esperanza de un futuro, pero que podés esperar de un país donde hay gente que defiende y apoya a Cobos? Puedo entender que no lo quieran a Kirchner, podemos opinar distinto, pero que defiendan al siniestro este, no lo entiendo y me baja la esperanza".
Interesante la pregunta que formula. Me quedó picando.
Asociemos libremente.
Si digo, si dice "Cobos" atrás viene pegada la palabra "traición".
Cobos = Traición.
Esa estructura semántica no se puede negar, es así.
Es válido para el oficialismo y la oposición. Acá ya estamos en un problema. Porque al mismo adjetivo, "traidor", unos lo ven como el significado que tiene (quien comete una traición) pero hay otros que lo ven como un valor que adquirió, como algo meritorio.
Un adjetivo denostativo no puede tener dos acepciones opuestas, necesariamente, tiene una sola acepción. Alguien no debería poder ser un héroe por haber traicionado.
Continuando el camino de asociar libremente, si para mí un traidor es un ser valioso, y estoy dispuesto a votarlo para que dirija los destinos de la Nación, me expongo a ser traicionado. Es el hilo lógico. Traicionás una vez, traicionás dos veces, ¿por qué no tres? "Ah, porque no, a mí no me vá a traicionar". Ahí ya se desbarranca la cosa a un destino delirante. Pasa, de ser una cuestión racional, a ser una cuestión "de fé". En ese punto me instalo.
Un proverbio chino dice: “Es fácil esquivar la lanza, pero no el puñal oculto”.
Vuelvo a la pregunta: "...pero que defiendan al siniestro este, no lo entiendo y me baja la esperanza". Y, es comprensible.
Entonces me voy tras ese pedacito. ¿Por qué defienden "al siniestro este"?
Me surge una duda que asocio, apenas lo pienso. Qué peligro, hoy Cobos, y mañana ¿quién? ¿a quién alabarían a falta de Cobos? digo, supongo, mañana fallece Cobos de, no sé, un accidente. ¿Quién ocuparía el lugar simbólico de Cobos?
Y ahí asocio una clara respuesta: Cobos no es nadie y es muchos.
Cobos no es ni más ni menos que la encarnación del deseo de algunos. Cobos existe porque el deseo existe. Existe el deseo de que alguien traicione a los K, a Cristina, ponganle el nombre que quieran.
Cobos, no es Cobos, sino un símbolo, es una entelequia. Es una cosa irreal. Podría ser Juan, o Diego, o cualquiera dispuesto a traicionar al actual gobierno. Cualquiera.
Cobos sólo existe porque ese deseo existe, y desaparecería si:
a) dejara de actuar la simbología que actúa y que le dá vida,
b) desapareciera el deseo.
Lo segundo, más improbable. Lo primero, es vital entenderlo. La única fuerza de Cobos, su bastión y su sostén es la traición, que le dá vida. Sin ella, no es nadie. La traición es el Gepetto de Cobos, lo que le dá vida. Sin su Gepetto, es Pinocho, un títere de madera. Y no hay un "Pepe Grillo" que lo aconseje bien.
Gepetto, sigo asociando. La historia de Gepetto es el anhelo de ser padre, o la de Pinocho, de tener un padre. Es un milagro. Pinocho busca la verdad de su milagro, y vive en la cornisa entre lo ético o lo moral, y la transgresión. Pinocho tiene un problema de conciencia. Sobran los amigos que traicionan en la historia de Pinocho. Pero lo más importante a mi vista: Pinocho quiere trascender, y no le importa el precio.
Pinocho es probablemente la metáfora popular más conocida sobre el valor de la verdad y lo moral.
En el cuento de Collodi, Gepetto se pregunta constantemente: "¿en qué lío me he metido?". Qué pregunta. Flor de pregunta. Cada uno tendrá su respuesta.
Originariamente, Collodi no pensó en su trabajo como una obra de literatura infantil: en la versión original, Pinocho es ahorcado por sus innumerables faltas y sólo en versiones posteriores la historia obtendría su famoso final en el que la marioneta se convierte en un niño de verdad. La mayoría no podría tolerar el ahorcamiento de Pinocho, y prefieren verlo convertido en un niño de verdad, redimido de sus errores. Cosas del romanticismo y la credulidad, cosas de la fé, no de la razón.
Mi respuesta es: defienden al siniestro ese porque encarna su deseo, y son imprescindibles el uno para el otro. Cobos traicionará una y mil veces, porque sin la traición, no existe. Que no te baje la esperanza, siempre hay personas que tienen deseos que no pueden actuar por sí mismos, y algunas veces, encuentran quienes los actúen. Duran lo que el deseo.
6 comentarios:
Excelente deconstrucción. Volvíendome un poco Castoriadisiano conjeturo que Cobos es la encarnación de un imaginario que también pervive en la traición.
a Castoriadis, la verdad y para que mentir, jamás lo leí.
Seguramente sea la encarnación. Pero mirá que traiciones en nuestra historia sobran, como no, quizás esté en una parte del imaginario la traición instalada, ahí, siempre esperando la oportunidad.
Para meditar tu exelente entrada,voy a sentarme en canastita,unir dedos índice y pulgar,apoyaré las manos sobre las rodillas,y repetiré para entrar en fase alpha:
Cobómmmmmmmm,Cobómmmmmmm,Cobómmmmmm......
Entre, entre Moscón! bah, que ni aún así se puede con Bobos.
Compañera Almita: otro post de aquellos, ¿eh?
¿Usted es psicóloga, analista, socióloga? Si es así o no, igual, le envidio (sanamente) el nivel.
Yo coincido. Cobos encarna un deseo, pero creo que es un deseo destructivo. Cobos es siempre que sea contra Kirchner. O contra Cristina, ahora, supongo.
Imagino que si llegara a vencer en la interna y luego en la general (lo cual probaría que Satanás existe y le tiene mucha bronca a la Argentina) no veo a las juventudes cobistas saliendo a bancarlo porque lo que genera no es adhesión.
Abrazo.
Juaz! Arquitecta y no ejerzo. Pero eso sí, soy muy detallista al mirar y escuchar al otro.
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