martes, 30 de mayo de 2006

La obediencia a la autoridad

El experimento de Milgram.

Stanley Milgram, psicólogo social, pretendió alguna vez demostrar, mediante métodos científicos, que los alemanes "eran diferentes".La hipótesis de que "los alemanes son diferentes", fue utilizada por diversas fuentes para explicar el plan de destruccion exterminio de los judios por el Tercer Reich. Comenzó los experimentos en julio de 1961, conmocionado por el juicio y sentencia que recibiera un año antes Adolf Eichmann, por los crímenes cometidos durante el régimen nazi; le intrigaba conocer como un hombre, en apariencia normal y quizás hasta aburrido, podía haber participado de tal modo.
Milgram se propuso probar la tesis mediante la siguiente hipotesis: un problema de personalidad básica en los alemanes explica todo, y ese "defecto" ó "virtud" (según el observador) es un grado de disposición inusual para obedecer a la autoridad, sin cuestionamientos, más allá de lo atroces que sean las órdenes emanadas.
Desarrolló un método, totalmente sistemático, para medir la obediencia (según él). Primero, lo experimentó en Yale, New Haven; la meta y final era ir a Alemania, a comprobarlo con los alemanes.
Más Milgram, no llegó a Alemania: en New Haven, llegó a la primer conclusión importante; los estadounidenses también eran personas muy obedientes según su método, no ciegamente obedientes, pero indudablemente, obedientes.
"Hallé tanta obediencia que no fue necesario llevar a cabo el experimento en Alemania", le dijo Milgram a Phillip Meyer, periodista y profesor en Chapell Hill, Carolina del Norte. Milgram aprendio a plantear situaciones "ficticias" para evaluar la conducta humana; situaciones absolutamente teatrales, con libreto y diálogo ensayado donde todo es falso menos una sola persona, el sujeto del experimento, que no sabe de la existencia de éste, y cree que todo es real.Anoto Meyer que "Milgram finalmente tuvo que cambiar muchas partes del guion sólo para que la gente deje de obedecer. Estaban obedeciendo tanto que el experimento no estaba funcionando, era como tratar de medir la temperatura de un horno con un termometro de freezer".Milgram publico un aviso en el diario pidiendo voluntarios para "un proyecto educativo": el trabajo era sólo por una hora y se pagarían u$s 4.50 por esa hora de trabajo.
El experimento se conformaba con tres individuos: un voluntario, alguien que supuestamente se llamaba "Jack Williams", y el que llamaremos "el irlandés": un hombre rozando los cincuenta años, con cara de irlandés, con algo de sobrepeso y con aspecto amable e inofensivo. Esta persona parecía nerviosa, y jugaba con el borde de su sombrero.
El voluntario llegaba a una vieja casa de piedra, con una placa al costado de la enorme puerta que advertia "The Yale Interaction Laboratory". "Jack Williams" recibía al voluntario, explicándole que el era "El Profesor". Dentro de un cuarto similar a un estudio de radio al que llevaban al voluntario, estaba el irlandés.
Jack Williams, el profesor, le pedía al voluntario que se sentara al lado del irlandés. Se retiraba, regresaba con dos cheques, y le daba uno por u$s 4.50 al voluntario y otro, al irlandés."El experimento trata sobre el aprendizaje" - señalaba Williams a ambos -. "La ciencia no sabe mucho acerca de las condiciones en que las personas aprenden y este experimento es para averiguar más sobre lo que llamamos "refuerzos negativos". El refuerzo negativo, en este caso, es una descarga eléctrica..."El profesor Williams tomaba dos trozos de papel, los ponía en un sombrero, y los mezclaba. Luego mostraba el interior del sombrero, como si fuera un mago: el irlandés sacaba primero un papel, lo miraba y decía "alumno". El voluntario sacaba el otro, que decía "maestro".Nunca sabría que los dos papelitos que quedaron en el interior del sombrero decian "maestro".
Luego, el profesor hacía una seña al irlandés, es decir, al ahora "alumno":-"Pase por aquí y tome asiento, por favor... Deje el saco en el respaldo de la silla... eso es, y arremanguese la camisa. Bien, ahora lo que tengo que hacer es atar sus brazos para evitar que haga movimientos excesivos durante el experimento. Perfecto, gracias. Este electrodo esta conectado a un generador de descarga que esta en la habitación de al lado. Y esta crema" -decía el profesor, apretando un tubo de plástico del que salía una especie de dentífrico blanco que le ponía en el brazo - "es para que tengamos un buen contacto y no se produzcan ampollas o quemaduras. ¿Tienen alguna pregunta?"El "maestro" no solía decir nada. Pero el alumno / irlandés, sí; tenía su guión:-"Creo que le tendría que contar que hace dos años estuve en el hospital de veteranos.. y me encontraron una afección cardíaca. Nada serio, pero como me van a dar estos shocks... querría saber que tan fuertes o peligrosos son..."El profesor Williamos negaba con la cabeza.-Oh no,... - le decía - aunque sean dolorosos, no son peligrosos. ¿Alguna otra cosa?Williams, entonces, explicaba el test al voluntario / Maestro:-Usted debe leerle a su alumno una serie de pares de palabras: chica, azul, lindo día, cuello ancho. Cuando termina la lista usted pasa a leerle solo la primera sílaba de cada par , y despues le lee una lista "multiple choice" de cuatro palabras que incluye la correspondiente al par. Si acierta, no pasa nada y usted sigue con la siguiente. Si se equivoca, usted aprieta un botón que zumba y le da una descarga eléctrica. Comienza con 15 voltios y aumenta la cantidad de voltios de a 15 por cada respuesta incorrecta. Para que usted sepa bien lo que esta haciendo, permitame un momento su brazo.El profesor le daba entonces al "maestro" una descarga de 45 voltios con una especie de lapicera. Dolía. Luego le mostraba un tablero donde se señalaban los niveles de descarga: "descarga leve", a la izquierda, pasando por "descarga intensa" hasta "peligro: severa descarga". Luego de la última advertencia seguían otros dos botones de 435 y 450 voltios, señalados por 3 inquietantes equis. El objeto, claro, era encontrar el nivel de descarga en el cual el "maestro" se animaría a desobedecer al profesor, negándose a apretar el botón.Antes de realizar por primera vez el experimento, Milgram lo testeó con catorce prominentes psicólogos de Yale, preguntándoles:-Si suponemos cien personas en la situación de "maestro", ¿en que punto de la escala de 15 a 450 voltios consideran Uds. que ninguno se detendría?El cálculo más alto que escuchó fue que, de cien personas, sólo 3 llegarían al último botón.El libreto del "alumno" estaba así planteado: a los 75 voltios comenzaba a quejarse con un gruñido, a los 125 debía decir "ey esto duele mucho", a los 180 voltios se desesperaría diciendo "no soporto el dolor, no haga esto", a los 195 se quejaría de sus problemas cardíacos, a los 285 daría un grito agonizante y se negaría a contestar y, a los 315 voltios, haría un silencio estremecedor.Los primeros experimentos fueron realizados con alumnos de la universidad de Yale, que cubrieron su rol de "maestros" desconociendo que se trataba de una trampa: el 65% de las personas, varones norteamericanos de entre 20 y 50 años, apretaron obedientemente el boton hasta los 450 voltios, creyendo que en verdad estaban dando descargas electricas al inocente "alumno". En los experimentos posteriores, ni uno solo de los "maestros" desobedeció las órdenes antes de alcanzar los 300 voltios."Tenia la sensacion de que muy pocas personas seguirían una vez superados los doscientos voltios - dijo Milgram - si es que alguna lo hacía. Yo pense que ese sería el límite de obediencia que veríamos en el laboratorio". Durante los años en que puso en marcha su experimento y dio a conocer los resultados, Milgram fue muy criticado: se lo acuso de someter a las personas a una gran presión y tensión emocional en su egoísta búsqueda de conocimiento.Milgram explicó que había una diferencia fundamental entre su ingenuo "maestro" y el "alumno" sentado en una especie de silla eléctrica: el ingenuo voluntario / maestro, podia irse en cualquier momento. Podia decir que no.
"Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en situaciones concretas. Monté un simple experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a los fuertes imperativos morales de los sujetos (participantes) de lastimar a otros y, con los gritos de las víctimas sonando en los oídos de los sujetos (participantes), la autoridad subyugaba con mayor frecuencia. La extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio —Stanley Milgram. The Perils of Obedience (Los peligros de la obediencia. 1974)


Para quien quiera conocer más detalles:
Experimento de Milgram

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