lunes, 25 de enero de 2016

LA TERCERIZACIÓN DEL PENSAMIENTO

Esto le puede ocurrir a cualquiera que no ejerza, combativamente casi, el pensamiento crítico. Mezcla de un rápido acceso a googlear cualquier término –cualquiera- y obtener un resultado “supuestamente decente”, y de un conformismo informativo –venga de la fuente que venga-, muchas personas quizás sin advertirlo, van tercerizando el pensamiento.

QUE OTRO PIENSE POR MI: EL CONFORMISMO INFORMATIVO
Es cómodo, rápido, hasta fácil de establecer.
Busco a X comunicador o Y medio, lo escucho / veo, lo que dice me suena medianamente afín a lo que pienso, luego dejo de pensar y X piensa por mí.
Elijo Y medio y ya está. Con leer ese medio, me considero “hecha”, y con escuchar / ver a X, ya tengo opinión formada de la actualidad.
La supuesta “democracia informativa” permite estas situaciones donde se va perdiendo la capacidad de ejercer el pensamiento crítico, y donde es más fácil que otro me diga “que debo pensar” sobre un acontecimiento cualquiera.
Teniendo en cuenta los registros a los que somos rutinariamente sometidos por los medios digitales que usamos  (correo electrónico, FB, TW, búsquedas en motores, etc.) no es difícil uniformar tendencias, gustos y hasta ideologías.
Todo paso que damos en Internet es registrado, clasificado, catalogado y posteriormente, comercializado.

LA PEREZA INTELECTUAL DERIVADA
Y mientras seguimos aferrados a esas personas o medios, nos vamos adormeciendo como seres capaces de ejercer modificaciones, de tener disensos, de ejercer una sana crítica. Todo es tabla rasa, es blanco o es negro, no hay gamas de grises. La pereza mental nos domina, no se generan nuevas inquietudes o preguntas, “todoeslomismo”, nadie cuestiona al gurú que sigue, nada se consolida, nada se profundiza, y se pierde la habilidad de pensar.
La fascinación con esas personas o medios se torna en adicción, y convertidos en adictos, si nos falta el objeto de la adicción estamos perdidos.
A falta de una interacción razonable con nosotros mismos, del debido tiempo de la reflexión y el análisis, todo se convierte en un “compartir un muro”, “hacer un retweet”, y nada se chequea, nada se reflexiona, el click es más rápido que la mente.
Nos aislamos en zonas de confort, en zonas donde dormitamos, y nuestra respuesta a todo es un click como para ser parte de algo que no es algo. Perros de Pavlov. Tecla, comida, tecla, comida.

NO ESTÁN MÁS, ¿QUÉ HAGO?
Mengano no está más en la radio, Zutano y Perengano no están más en la TV, Ella no hace más cadenas ni habla, y sobreviene la crisis. ¿Qué hago? ¿Qué pienso de este suceso? ¿Cómo debería pensar? ¿Qué debería pensar?
Sobreviene, como en los adictos, la angustia que todo lo devora. Una angustia profunda, que se siente en el pecho. La indefensión. Me olvidé de pensar y quien pensaba por mí, hoy no es accesible. No puedo saber qué piensa.
Este proceso, que de racionalidad nada tiene, es un proceso emotivo.
Y surge el “abrazo”. “Abracemos” a Menganito. “Tomemos mate con Menganito”. ¿Por qué yo abrazaría a Menganito, si no fuera por un motivo afectivo u emotivo? No hay otra explicación que dé respuesta. Es netamente emotivo. ¿Por qué tomaría mate con Menganito, si no es visitante de la casa, amigo o conocido? Emotivo.
La zona de adormecimiento y confort desaparece, y estoy en medio de un paisaje inhóspito, hostil, desconocido, sin refentes. Angustia. “Necesito abrazarl@”, “Necesito que me abraces hasta que vuelva”.

EL MÍNIMO ESCEPTICISMO REQUERIDO
Sobrevivir a este fenómeno que capta a muchísima gente, es decisión personal. Se requiere un mínimo de escepticismo que ponga en duda lo que llega, y un mínimo de pensamiento crítico para elegir pensar por uno mismo. Pero la pereza acecha, y casi siempre vence. Entonces se siguen reproduciendo informaciones falsas, fotos falsas, porque nadie chequea si es veraz o no, “porque lo puso Perengano que es creíble”. ¿Creíble para quién? ¿Por qué es creíble? ¿Cuáles credenciales de credibilidad ostenta?
No se trata tampoco de un imposible. Para no tercerizar la mente solo se debe evaluar lo que se recibe, dudar de ello, contrastarlo, discernirlo, someterlo a la reflexión. ¿Si lleva tiempo? Sí, lleva tiempo. Porque la reflexión y la crítica llevan tiempo. Pero es la única opción a no repetir “por boca de ganso”. Requiere trabajo, una posición crítica, iniciativa, curiosidad (recuperar la curiosidad perdida).

Pero es el único camino para regresar a ser sujetos activos, autónomos, críticos, que hacen lo que hacen producto del convencimiento personal basado en la búsqueda de su verdad. Sino seremos meros receptáculos pasivos que repiten consignas.

Relegar a la pereza al atributo más preciado y que define al ser humano, el pensamiento, es algo que no nos podemos permitir.

6 comentarios:

Marcelo, el gaucho dijo...

Sí, pero también no. Tercerizar el pensamiento cumple el mismo fin que los prejuicios, que todos tenemos varios, y que son útiles, MUY útiles.

Me explico: el tiempo no es infinito, recibimos más información de la que podemos procesar en profundidad. De hecho, tenemos que tomar una gran cantidad de decisiones con mucha más información de la que podemos procesar. ¿Y entonces?

Entonces, el prejuicio, o la tercerización del pensamiento: seleccionamos la información que deseamos procesar de la que podemos darnos el lujo de no procesar.

Un ejemplo: anoche no pude ver el clásico, ganó River, yo soy de Boca y nos echaron tres jugadores. Tengo que tomar unas decisiones sobre mi familia y sobre mi laburo, así que no puedo darme el lujo de perder tiempo en analizar el partido: puedo optar por leer a VHM y pensar que el partido fue así como él lo dice. O puedo usar mi prejuicio, y decidir que al Cata Díaz lo deben haber echado mal, y que el penal de Tévez seguramente no fue penal, y listo. Me ahorro ver el partido completo y repetir las jugadas dudosas.

En cambio, otros temas, familiares y de empresa, son más importantes y necesito evaluarlos por mí mismos. Para no personalizar demasiado, pongo como ejemplo el tema de Milagro Sala, que me parece más importante porque de la solución de ese conflicto va a depender si voy a aconsejar a mis hijos (que están estudiando en la Capi) ir a la próxima marcha contra Macri, o si les voy a pedir que se queden en casa. Entonces sí, analizo el tema en profundidad, evalúo los pros y los contras, comparo lo que dicen unos con lo que dicen otros, hasta me leo la orden de arresto. Tengo tiempo para hacerlo, porque me lo ahorré prejuzgando o tercerizando mi pensamiento en muchos otros temas; el partido de Boca, por ejemplo.

Al fin y al cabo, muchas veces el psicoanálisis es, también, una tercerización del pensamiento; en este caso, del análisis de la propia vida. Porque si realmente el objetivo fuera analizar cada cosa por mí mismo, una sesión sólo sería realmente exitosa si terminara con "usted está equivocada, doctora, no insista más".

El asunto, entonces, no es tanto "no tercerizar el pensamiento" o "no tener prejuicios", sino elegir qué es lo que sí voy a analizar por mí mismo.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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